22 abril 2015

Periodistas contra gabinetes de comunicación

,

Siempre contundente, declaraba Gervasio Sánchez en una entrevista para la Asociación de Periodistas de Aragón, "alguien que dirige un gabinete de prensa no puede volver a hacer periodismo, sería pisotear al periodismo. Alguien que ha estado en un gabinete está contaminado". La opinión de Sánchez es de la más duras pero ilustra una de las denuncias/quejas más repetidas entre los profesionales de medios de comunicación: el recelo ante los gabinetes de comunicación, a los que se considera un obstáculo destacado para el trabajo informativo.
Así, en el número 0 de la revista Cuadernos de Periodistas, que significativamente eligió como su primer tema central "Informar para desinformar", se pueden leer críticas como estas: "Si quiere mantener en secreto la información, inunde de datos menores a los medios" (Juan Varela); "casi siempre el primer punto débil está en el uso que se hace de las fuentes (muchas veces gabinetes de comunicación) que, en un proceso más o menos dialéctico, más o menos maliciado, consiguen su propósito de orientar la información resultante conforme a sus intereses" (Carlos G. Reigosa).
Pero la historia también puede contarse desde la otra parte y la Asociación de Directivos de Comunicación, Dircom, ha publicado recientemente un pequeño Manual de buenas prácticas en la relación entre los profesionales de la comunicación y los periodistas, en los que se plantea otra pregunta: ¿qué piden a los periodistas desde los gabinetes de comunicación?
Seguir leyendo →

13 abril 2015

Cómo hablar de la discapacidad

,

Servimedia es una agencia de noticias que se define por su especialización en lo que la propia empresa llama "informaciones de carácter social" (ONG, tercera edad, políticas de igualdad...) y especialmente discapacidad, ya que ella misma pertenece a la división empresarial de la Fundación ONCE. Es natural que en su libro de estilo, se dedique un capítulo completo a un tema de especial interés para cualquier periodista o comunicador: "la idoneidad de determinados términos y usos respecto a enfermedades y situaciones que pueden afectar a personas, colectivos, etc."
La presentación de este apartado señala una idea clave: "Más que atenernos a lo que llamamos 'corrección política' del lenguaje, lo que nos interesa es afinar en aquello que la palabra representa para no herir a las personas que son protagonistas, centrales o casuales, de la noticia". O poco más adelante, "una apuesta por corregir, aunque sólo sea con letras, la connotación equívoca que acompaña a determinados términos o expresiones en periodismo".
Personalmente comparto plenamente este objetivo, pero en la lista de consejos y reglas de Servimedia me he encontrado tanto con ideas de interés como con una total incapacidad para comprender por qué algunas palabras se consideran adecuadas y otras desaconsejables y son, al fin y al cabo, políticamente incorrectas.

Discapacidad, palabra clave
Como norma general, Servimedia plantea convertir "la palabra discapacidad en fuente de la que manan nuestros recursos expresivos", argumentando que es el término que utilizó la ONU cuando aprobó el Tratado Internacional de Derechos de los Discapacitados.
Es decir, utilizar discapacidad en lugar de otras expresiones antes extendidas, como minusvalía o invalidez, y también de nuevas creaciones como "persona con diversidad funcional".
Esta norma general, se completa (y complica) con otras dos recomendaciones. La primera, utilizar "la palabra persona acompañando la definición de la correspondiente discapacidad", que este libro de estilo considera que en lugar de redundante es "adecuada, correcta y, sobre todo, respetuosa". Así, para Servimedia debe escribirse, como regla general, persona con discapacidad, persona sorda, persona con enfermedad mental...
La segunda recomendación es quedarse en estas expresiones "mejor que definir con concreción, a veces exasperante, discapacidades o enfermedades como la locura (en todas sus variantes posibles), la cojera, etc.".
Es sobre estas dos concreciones donde, en mi opinión, surgen problemas.

Algunas dudas
El primero es que Servimedia se contradice a si misma y en su manual tras hablar de "persona sorda" o "persona muda", en lugar de "sordo" o "mudo" propugna por escribir "ciego" y "tartamudo". ¿Por qué en estos dos casos hay menos problemas en el uso del adjetivo?
Más aún, cuando más adelante se pasa a considerar otro tipo de colectivos, la cuestión de fondo se plantea más claramente. Otro consejo es utilizar palabras como "mendigos" o "indigentes" "con naturalidad", cuando el uso de "persona con discapacidad"  no suena natural y en otros momentos se sugieren expresiones tan artificiosas como "persona que presenta enanismo o persona de talla muy baja".
Y por otro lado, sorprende que en un manual de redacción periodística no se apueste por la precisión. En efecto, la enfermedad mental o la cojera presentan múltiples variantes, pero precisamente por eso se hace más necesario concretar y que el receptor tenga claro qué supone exactamente la mencionada discapacidad.
Así, no se entiende que se proscriba el uso de la palabra "invidente", cuando después se cita a la ONCE para aclarar que un invidente es quien está completamente privado de la visión.
O cómo se justifica que haya que escribir "drogodependiente", pero "nunca" "heroinómano", que lo único que añade, creo yo, es concretar la sustancia que se consume.

Algunas ideas prácticas
No es mi intención aquí criticar la postura de Servimedia, sino simplemente llamar la atención sobre los
problemas que plantea el valor de las palabras y la importancia de que los profesionales de la comunicación se planteen estas cuestiones y valoren cómo usan el lenguaje, pero sin dejarse llevar acríticamente por opiniones, modas o grupos.
Personalmente, estaré encantado de perfilar o corregir mis opiniones ante argumentos que me convenzan. Mientras tanto, no veo motivos para seguir el libro de estilo de Servimedia en todos sus puntos, aunque sí que ofrece ideas interesantes como estas:
-"Tratar informativamente los temas sociales con la mayor normalidad, claridad y respeto posibles, sin renunciar a abrir debates".
-Recordar que los protagonistas de una noticia antes que discapacitados, emigrantes,drogodependientes... son personas.
-Utilizar la palabra discapacidad como elemento básico, frente a opciones más discutidas como invalidez y también frente a quienes consideran este término igualmente inadecuado.
-Evitar los "términos que en sí mismos llevan una apreciación negativa de la discapacidad, que termina proyectándose a la persona". Es mejor usar términos como "presentar" que "padecer" o "sufrir" y son censurables expresiones como "postrado en una silla de ruedas" o "recluido en un manicomio". Valorar también la expresión "inversión social" frente a "gasto social".
-Ofrecer la imagen de discapacitados, personas mayores, etc. como adultos competentes y útiles. Evitar las "expresiones con connotaciones paternalistas o infantilizadoras".
-Tener en cuenta que el uso de términos inexactos y anticuados perpetúa tópicos y estigmas. Ser preciso en el uso de las palabras y explicarlas. Ser especialmente cuidadoso en los casos de la salud mental.
-"No subrayar, en un contexto informativo determinado, una discapacidad del protagonista del hecho noticioso". Esto es igualmente válido para otros rasgos como la nacionalidad, la etnia o la orientación sexual. Y en cualquier caso, no temer señalar estos datos, sin convertirlos en rasgos distintivos.
Y finalmente yo añadiría que es importante cuidar el lenguaje; pero más aún, el enfoque.


(Fotografía de Marie-Lan Nguyen. Publicada en Wikimedia bajo licencia CC-by)
Seguir leyendo →

01 abril 2015

Comunicación para trabajar por las personas

,

Sensibilizar y denunciar socialmente problemas ante los que se pretende actuar son dos de las grandes posibilidades de la comunicación, sea desde el periodismo o desde instituciones como las ONG; pero por ello mismo esta comunicación que busca transformar se enfrenta a retos especialmente difíciles, porque por muy justa que sea una causa, no todo vale para llegar al público y no todos los mensajes ayudan. Un ejemplo de estos retos está en la presentación de las personas y colectivos cuya situación se quiere cambiar, en defender la justicia de su causa y darles voz sin victimizarlos, culpabilizarlos o menoscabar su dignidad.
Una guía de comunicación para entidades de voluntariado resumía así la meta: "Si aquello que comunicamos está bien visto por las personas con que trabajamos y ellas se sienten reflejadas, habremos hecho un buen trabajo", pero que lograrlo es difícil lo demuestra la abundancia de consejos para comunicar sobre toda clase de colectivos: menores, discapacitados, emigrantes, enfermos, gitanos...
Naturalmente, las ideas básicas son siempre las mismas y se pueden sintetizar en una guía de comunicación social como esta, que agrupa las ideas sugeridas para distintos ámbitos por otras tantas instituciones especializadas. Concretamente, la he elaborado a partir del Código de Conducta sobre Imágenes y Mensajes a Propósito del Tercer Mundo (Comité de Enlace de las ONG europeas, 1989), el Código para Informar sobre la Violencia Machista contra la Mujer (Instituto de la Mujer, 2002), la Guía de Estilo sobre Discapacidad (Real Patronato sobre Discapacidad, 2004) y las Recomendaciones sobre cómo Informar sobre Infancia y Violencia (Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, 2007).
Seguir leyendo →